EPITAFIO 1995…



Casi hablaba con los fantasmas;
Veía sus risas y tristezas;
Y escuchaba la voz de Dios.

Veía que me veían llorar por mis penas y caídas;
El espíritu me pedía jugar con ellos;
Pero mí cuerpo lo impedía.

Veía las formas de poder complacerlo;
Pero no podía;
Mi cuerpo lo impedía.

Por poco dejaba ir a jugar mí espíritu con los fantasmas;
Gritaban y mordían mí cuerpo;
Por poco cedía a la voz de Dios;
Pensaba nunca ver una generación más;
Pero no pude.
No pude.

¿Que hubiera pasado si los hubiera dejado entrar?
¡¡Matare al maldito infeliz de Dios si vuelve hablar conmigo!!

¿Que hubiera pasado si abría esa puerta?
¡¡Nunca jamás voy a volver a hablar con él ni con ellos!! 



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