MIS 10¢



Si me comparan con algo seria con una moneda de 10 ¢, sí, soy como esas monedas, nadie nos quiere más que para completar el peso. Creo que fue Pedro Infante quien dijo algo así a Carmen Montejo en la película “¿Qué te ha dado esa mujer?” .

Desde hace mucho nadie las quiere, luego ponen letreros explícitos de: “No se aceptan monedas de 10 ¢ y 20 ¢ ”, del porque, no sé muy bien, pero cuando veo una tirada en la calle la recojo a la vista de los demás que ponen jeta y balbuceos de “pinche jodido”; “pobre diablo tiene que completar su pasaje buscando en el suelo”…, pero como a mí me importa un bledo lo que el animal de las mil cabezas llamado pueblo diga las tomo sin miedo y sin pena, el saldo de hacer repetido ritual es juntar en 2 años 280 pesos ya tengo casi lleno mi frasco de tantas monedas tanto de 10 como de 20 centavos.

Me comentaron que las puedo cambiar en los bancos y en el Banxico, por lo que me es muy redituable tanto encontrarme las monedas malqueridas, dinero es dinero, unos centavos hicieron varios pesos para gastar en mis pasajes o en mi obsesión (y buena costumbre) de ahorrar y ahorrar para lo que realmente necesite. 



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