LA MAN-IA Y LA FOB-IA POR LA IA



– Vuelve a diseñar la propuesta, no convence – dijo la IA al diseñador gráfico.

Es de sobra decir que la IA está ya en todo sistema físico y digital habido y por haber, lo que no sobra es el debate apasionado a favor y en contra de la mal llamada Inteligencia Artificial (IA), porque la inteligencia se entiende como la capacidad de comprender, razonar, planificar, resolver problemas, pensar de manera literal, abstracta y aprender de la experiencia y la teoría. Estos programas y/o dispositivos están muy lejos de hacer remotamente lo mencionado, son esclavos que siguen o tienen órdenes predeterminadas, simples o complejas con la información que disponen en la red y/o dadas por un humano, por tanto, son simuladores de inteligencia.

Aun si son "independientes", un humano estuvo ahí para programarlo y estará para perfeccionarlo en determinado momento. Lo más cercano que hace la IA es simular la inteligencia, pero jamás será (a menos por el momento que escribo esto), ser alguien con una inteligencia 100% humana.

Como cuando llego la internet a masificarse, escuchaba a muchos decir que ya era el fin del mundo, literal, basados en las obras de la literatura de ciencia ficción, que ya nos decían de un futuro oscuro con una red malévola que nos afectaría y dominaría, como en su momento paso con la Televisión y el Cine cuando llegaron a formar parte de nuestras vidas.

Toda novedad técnica o tecnológica siempre generada ese miedo a lo (aún) desconocido y con el paso del tiempo acabará siendo parte de nuestra vida diaria, para bien o para mal según lo determine el ser humano (en el caso de la IA), le dé a dicha novedad, no hay duda que algunos trabajos caducaran o evolucionaran (como siempre ha pasado), lo mismo que mejoraran otros campos, como las ciencias, el entretenimiento y las artes.

Es totalmente razonable que deben existir regularizaciones estrictas legales y éticas a la IA para evitar casos nefastos de poner a la IA como el autor de creaciones artísticas o industriales, sobre este último en México la SCJN, intervino en un caso en que la IA no puede ser autora de una obra, porque no es humana.

Pero deberá ser más precisa en los casos en que los “creativos” que quieran derechos de autor o de patente a partir de solicitar a la IA crear una obra o un diseño.  ¿Por qué? La IA carece de un pensamiento propio y al estar de la mano con la información que tiene disponible en la red se vale de esta para “crear” a partir de las órdenes que le dé el “creador”, que más bien es un holgazán-oportunista que no quiere pasar por el proceso creativo que es un método complejo, apasionado y rico que nos hace únicos como seres humanos, eso de hacer algo trascendente o funcional a partir de un esclavo digital  y simulador de inteligencia es más bien otra forma de hacer plagio, la cual, hasta ahora, goza de una laguna legal que atenta con los derechos de autor y de patente, por tanto, la justicia nacional e internacional debe poner atención y ejercer acciones para regularlo, la crítica de arte, Avelina Lésper pone a debate esto de forma más clara.

Hay otros aspectos que (aún) no deben conceder a la IA como si fuera algo banal o que requiere urgente control legal y moral, como todo lo relacionado con la salud mental, ya están muy sonados los casos de que las juventudes, han agarrado a la IA como su sustituto de un terapeuta o especialista de este campo delicado que ya ha cobrado vidas cuando no consiguen las respuestas o apoyo que necesitan o que estos acaban por “enamorarse” del simulador de inteligencia al tratarlo como alguien que aparte de que “los comprende” como su “complemento sentimental”.

Hasta el momento, según a mi parecer, es prioritario que los campos: laboral, creativo, intelectual y de salud mental, tengan claras las reglas siempre a favor de los trabajadores, usuarios, creativos y público  en general en cuanto a la implementación de los simuladores de inteligencia o IA, sabemos que es muy reciente esta novedad tecnológica y por ello es muy necesario que existan estos reglamentos para que su uso no acabe en un abuso garrafal y descarado o en el peor de los casos, termine por dejar en desuso nuestra inteligencia o haciéndola simplona complaciente que critica pensante.





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