YO QUIERO ORO, Y QUIERO PLATA, PERO NO PUEDO PORQUE LA CONADE NO ME DA NADA DE LANA



Termina otra jornada olímpica para México lleno de gran decepción y desesperación en general que fue un poco mermada ante la cosecha de último momento de medallas en las disciplinas de tae won do, caminata, boxeo, pentatlón y clavados.

Cada cuatro años vemos la misma situación en el deporte olímpico mexicano, en donde el nepotismo protagonizado ahora por Alfredo Castillo como cacique de la CONADE agregada la burocracia y desinterés del COM y las federaciones deportivas hacen gala de su juego de la papa caliente justificando y echando culpa a todo mundo, pero ellos  siempre renegando su responsabilidad.

El ejemplo más dramático y destacado en los medios es la del equipo olímpico de boxeo que no contó con el apoyo de nadie del estado, tuvieron que salir a botear para poder participar en las eliminatorias rumbo a Rio para después competir en el país anfitrión en donde Misael Rodríguez saco las ganas y el espíritu de destacar, obteniendo la medalla de bronce y nada tardíos la crema acida de su federación, la CONADE y el COM para estar de garrapatas lambisconas con él, ah pero antes de eso era un don nadie, un cero a la izquierda, indignante y repugnante la actitud patética hipócrita de los encargados de llevar las riendas del deporte nacional, un gran revés en este gobierno, como en las demás administraciones anteriores.


El eterno problema del deporte nacional es que no es un proyecto de estado que se tome con seriedad, siempre es un proyecto de cada gobierno con la misma dinámica de desorganización, burocracia, corrupción y nepotismo en donde el aun director de la CONADE se le vio de lo lindo con su novia y amigazos mientras que los atletas olímpicos pasándola del carajo, que en parte influyo en su desempeño. Si en el ejemplo de los pugilistas, hubieran contado con el apoyo real del gobierno ¿habría cambiado el resultado obtenido en estos olímpicos?

Ahora bien, la mentalidad de nuestros atletas no ha sido en algunos casos óptima, ya sea por la situación del desinterés del estado, algunos lo tomaron como pretexto para sus derrotas, cuando llegan a las finales, fallan de último momento, el clásico: juegan como nunca y pierden como siempre. Supongo que sea por la actitud que tenemos del temor al fracaso de no mantener el ritmo, pero en la mayoría de los casos los atletas dan con todo y llegan bien y a varios de ellos se demuestra que dan todo por triunfar.

Y esta es la otra cara, ahora de la afición nacional que esperamos que ganen medallas, bien, es normal soñar y aspirar a que lleguen los atletas nacionales a los podios pero cuando dan su 100% acaban en el cuarto lugar o en los primeros 10 lugares, eso para mí es aplaudible, pero para la mayoría de la afición, es de lo peor, se mofan, insultan a diestra y siniestra, aquí es cuando sale el deporte nacional popular de desvalorizar un gran logro o en este caso un gran intento legítimo, sino ganas ni la de bronce eres mierda y eso no se vale.

Es responsabilidad de todos hacer ver a los encargados de administrar el deporte mexicano que se tome en serio esto como un proyecto real de estado y sobre todo, cambiar nuestra actitud de odiosos cuando pasen eventos como los mencionados en el párrafo anterior y en especial cosas repugnantes como lo sucedido hacia la gimnasta artística Alexa Moreno, un claro acto de desprecio solo porque estaba “gorda” que no tenía el “cuerpo ideal” (según los ilustres esbelticos y guapos “críticos” mexicanos) para esta disciplina, noticia que destaco no solo aquí, sino a nivel internacional el poco apoyo y gran humillación a una compatriota que fue en nuestra representación a un magno evento como los olímpicos, no por nada esa frase de: el peor enemigo de un mexicano es otro mexicano.

No podemos generalizar que este triunfo minúsculo de la delegación mexicana fue por culpa de tata gobierno, también la ciudadanía forma parte de esta culpa por no exigir, que es nuestra responsabilidad, que se hagan las cosas bien, que se canalice no solo el apoyo económico sino también radicalizar nuestra mentalidad de miedo al éxito y de denigrar a los deportistas por cosas tan insignificantes como su complexión física o porque llegaron al 4 o en los primeros 10 lugares, solo nos quejamos sin hacer gran cosa para que luego esto quede en el olvido hasta dentro de 4 años para volver a recordar que tenemos atletas y deportistas que no juegan futbol, el único deporte que tiene la mentalidad popular.

Mientras no hagamos algo serio al respecto, seguiremos en este círculo vicioso en cada edición olímpica.







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