EL “ARTE” EN LOS TIEMPOS DE LA SELFITIS


Vaya tumulto de comentarios y criticas genero desde su inicio y final la exposición de la artista japonesa Yayoi Kusama, la doña de los puntitos y bolitas para mi, a pesar que lo más seguro es que el 80% de quienes fueron a la expo o hablaban de ella no tenían ni maldita idea de quién era la señora, incluido yo, así que le investigue todo sobre qué onda con Yayoi Kusama  y francamente su obra me pinta en lo ridículo, otra “artista” que tomaba lo cotidiano y lo vendía como “artístico” ante los incrédulos y analfabetos funcionales, de seguro por eso trajo su legado a México, esperando esta locura por sus obras, si es que merecen esa definición.

Muchos básicamente fueron a consagrar su selfitis maniática compulsiva, presumir que fueron allá a ver instalaciones que parecían más adornos navideños y escenografía fallida para el programa de Chabuelo, a querer formar parte de una exhibición que tenia de todo, menos arte o algo cercano a este, todo un circo mercadotécnico para crédulos e idiotas voluntarios y sin el mínimo de sentido común para observar que es solo una mujer con nula critica de la expresión entregada solo a ser complaciente poniendo lo mínimo, muchos colores chillones y luces para embobar y alimentar a los posers y los políticamente correctos que vieron en ella un punto en común para hablar de ella y su legado estéril pero fuertemente custodiado y avalado por la elite, la crema innata que manipula a su antojo lo que es y no es arte para ellos, usando a sus cuerpos de propaganda publicitarios, los cuales alimentaron sin mucho esfuerzo la idea de que Yayoi Kusama, la doña de los puntitos y bolitas es la artista más importante del mundo.

Todo esto amerita para un gran debate, hoy en día cada vez es más retorcido el concepto del arte y como quienes la controlan, evidencian su pereza de no arriesgar nada por enaltecer la expresión humana, solo están en el confort de imitar lo imitado, de florear y hacer artístico algo que ni remotamente lo es, de imponer tendencias frívolas que son una mentada de madre a la inteligencia en una sociedad que solo quiere algo de que hablar y presumir sin procesar lo que dicen, de cuestionarla y entran sin titubear en la manía patológica de ser parte de algo, solo para buscar desesperadamente ser aceptados por las masas ese ente estúpido al servicio (no intencional o inconsciente) de esas elites que manipulan el arte en esta era post-contemporánea.

Les recomiendo ampliamente el sitio de [ Avelina Lésper ] toda una crítica del arte y de estas bajezas mencionadas.




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